Pasamos gran parte del tiempo queriendo más de todo: más cosas por ver, oír, y sentir. Más sabores, olores, sensaciones. Repetimos nuestros placeres, una y otra vez. Además, consumimos información continuamente... de manera compulsiva. La consciencia se convierte en una especie de pozo infinito en el que seguimos metiendo experiencias... buscando satisfacción. La meditación es el proceso a través del cual reconocer que la consciencia ya es plena y suficiente... sin necesitar nuevas fuentes de estímulo y distracción. Es el arte de reconocer que puedes sentirte satisfecho incluso antes de la siguiente experiencia, y no a causa de ella. Y no se necesita demasiado para hacer esto, si tan solo por un instante puedes reconocer que nada tiene que cambiar en este momento para que tú seas feliz.
Gracias por tu práctica.
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