Uno de los aspectos más importantes que nos ofrece esta práctica es el entendimiento de que entre menos nos aferremos, entre menos nos apeguemos a aquello que está cambiando constantemente, particularmente a lo placentero, más lo disfrutamos.
Y así, en vez de estar en la constante búsqueda del siguiente placer o entretención, sin lograr nunca verdadera satisfacción, la misma consciencia del carácter efímero de estas experiencias, fortalece nuestro deleite en ellas.
¿Qué hace que un atardecer nos quite el aliento por su belleza?
¿No es, en parte, que dura muy poco?
Si siempre estuviera atardeciendo… ¿lo admiraríamos de la misma forma?
MEDITACIÓN GUIADA:
Gracias por tu práctica.
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